martes, 17 de septiembre de 2013

Dipeando que es gerundio (II): Tzatziki

¿Por qué lo llamarán Salsiqui?

Retomamos después de meses (sí, está claro, la constancia no es nuestra mayor virtud, ni la regularidad) la serie de salsas espesas especialmente adecuadas para presentar con unos aperitivos y quedar bien con un esfuerzo que tiende a cero. Si en la primera entrega nos decantábamos por el Hummus de garbanzos, que ya es casi un clásico, hoy nos vamos a Grecia para presentar este Tzatziki, que seguramente podría horrorizar a nuestros amigos griegos, como a nosotros nos horrorizan las paellas que se ven por el mundo. Aunque bien pensado, bastante les ha llovido encima a los pobres como para preocuparse porque un español al otro lado del mismo continente y de la misma crisis se equivoque con los ingredientes o las proporciones de una salsa suya. En todo caso, espero no ser asaltado en sueños por vengativas señoras vestidas de negro gritando "croña que croña!!!!". Y por favor, que me perdonen el recurso al tópico los griegos y griegas que puedan leer esto. 

El caso es que hacen falta sólo cuatro cosas para hacer esta receta refrescante y potente a la vez, aunque algunas recetas añaden hierbas y especias. La diferencia la marca la proporción de ingredientes y el nivel de triturado de los mismos. Para un dipeo, nos conviene que haya bastante pepino y que esté bastante grueso, así que nosotros tiramos de mortero y no de batidora, pero si os gusta más finolis, vosotros mismos. Lo más importante, sea como sea, es sacarle la mayor cantidad de agua posible al pepino antes de incorporarlo a la salsa. Aquí tenéis nuestro método pero hay muchos otros. La verdad es que nos quedó genial.  El tzatziki combina a la perfección con los típicos bastoncitos de verduras crudas o con chips de bolsa para los irredentos procalóricos. Pero eso sí, la mejor forma de tomarlo es con triangulitos de pan de pita, como explican en el blog  Hoy cocino yo. Venga, basta de teoría y vamos a ponernos.



Ingredientes (para un bolecito):

1 Pepino
1 yogur griego
1 diente de ajo
1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
Sal

Preparación:

1. Pon música, pela el pepino y despepítalo con una cuchara.
2. Ralla el pepino con la parte gruesa del rallador.
3. Coloca el pepino rallado en un colador. Añade un poco de sal.
4. Coloca un peso (por ejemplo un bote grande cerrado lleno de agua) encima del pepino y déjalo reposar sobre un bol que vaya recogiendo el agua. Reserva.
5. Pela el ajo, pícalo groseramente e introdúcelo en un mortero.
6. Machaca el ajo concienzudamente hasta lograr una pasta. Añadir un poco de sal ayuda al proceso.
7. Añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Májalo todo emulsionando como si estuvieras haciendo un allioli.
8. añade el yogur y remueve a conciencia, haz que emulsione como en 7.
9. Añade el pepino que ya habrá escurrido unos diez minutos y remueve bien.
10. Sirve cuanto antes, acompañado de lo que quieras, y a triunfar.

4 comentarios:

  1. oye, pues una salsa estupenda para dipear e incluso para mojar pan, jajaja. a ver si la pruebo en casa. besos!

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  2. Es aconsejable la incorporación de un poquito de eneldo picado; te lo dice un pseudo-griego.
    Y para dippear lo mejor es un pan pita calentito.

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  3. Ah, se me olvidaba, la mejor música que le pega a este plato es la banda sonora de "Nunca en Domingo", conocido aquí como "Los niños de El Pireo".

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  4. Me ha encantado la receta, sguro que a muchos griegos les encantaria!!

    Me quedo como seguidora y me pongo a cotillearte!!

    http://maytenlacocina.blogspot.com

    Besos

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